No se si les pasa, pero a veces, si te quedas un ratito en silencio y pones atención a tu alrededor puedes escuchar a las personas hablar, puedes observar en las calles que cada vez hay menos tolerancia al prójimo. No importa si eres peatón, conductor o ciclista. La tolerancia es la moneda de cambio más difícil de encontrar.
Lo extraño es que al iniciar la pandemia, todos hablábamos de que una situación como esta nos iba a cambiar, que íbamos a vivir una evolución como sociedad. Hoy, 9 meses después de que iniciamos el aislamiento ¿crees en la evolución de los seres humanos? O simplemente fue una frase del marketing de la vida. Porque cada día, nos topamos con actitudes más egoístas, menos sinceras y más hirientes. Con mucha inconformidad, con depresiones instaladas, con gente llena de rencor, con debilidades maximizadas y con actitudes y sentimientos que ni si quiera conocíamos.
Pienso en todo eso y al mismo tiempo, me doy cuenta que detrás de esa nube gris que a veces ensucia mi pensamiento (y el de muchas personas), aparece una luz. Una persona que te rodea y que su luz te ilumina a ti también. Esas son las luces que hoy llamo luces de Navidad. Y me refiero a aquellas que aparecen cuando todo parece obscuro.
Todos, estoy segura que todos, conocemos a una o varias luces que nos dan esperanza, que nos contagian de buena vibra, que siempre suman y nunca restan. Que te hacen sonreír y que te regalan lo más valioso que tenemos hoy en día: Fé.
Una fé que se convierte en esa luz de esperanza, de cambio y de evolución.
Y tú, Si tuvieras que decorar tu arbolito de navidad hoy, ¿cuántas luces tendrías en él?
Jessica De la Cruz
Directora de Ama Viajar.